Siempre me ha parecido muy curioso la reacción que produce en todos nosotros el ver cómo un deportista o grupo de deportistas que nos gusta consigue una victoria o logro deportivo: nos llenamos de una emoción y alegría tan intensas que hasta puede hacernos soltar alguna que otra lagrimita.
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¿Por qué no es tan usual ver este tipo de reacciones en un trabajador o grupo de trabajadores al conseguir uno de sus objetivos?
Como ya os he dicho en otras entradas, soy un apasionado del running. Y una de las razones principales es que para mí el running es una representación de mi propia vida. Tal y como dice Haruki Murakami: "escribir honestamente sobre el hecho de correr es también escribir honestamente sobre mí". Sufro cada vez que lo practico, pero al mismo tiempo disfruto con ese "sufrimiento". Me gusta marcarme objetivos que debo cumplir personalmente, haciendo todo lo que está en mis manos para conseguirlos. Además, cuando rindo bien corriendo, me siento de maravilla en mi día a día.
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Para mí, hay una relación muy estrecha entre la práctica continuada de deporte (individual o colectivo) y el desarrollo de nuestra actividad profesional: el buen desempeño de ambas actividades desarrolla la destreza para buscar soluciones a cuantas dificultades se nos presentan, de la misma manera que pueden favorecer las relaciones que mantenemos con aquéllos que nos rodean.
En el deporte, como el el mundo laboral, el objetivo no debe ser luchar contra tu compañero. El fin principal es luchar contra uno mismo, dirigiendo esta lidia a conseguir un mejor rendimiento, un mejor funcionamiento de cuerpo y mente que nos lleve a desarrollar de forma óptima nuestro cometido.
Tanto en el ejercicio como en mi puesto de trabajo, tengo que ser consciente de cuáles son mis aptitudes y cuál es mi actitud, de manera que ambos sean los adecuados para mi actividad. Tengo que saber cuál es mi límite y ser consciente de que no debo sobrepasarlo, pues la consecuencia será la aparición de lesiones. Las lesiones no sólo son padecimientos físicos, sino que pueden afectarnos igualmente a nuestro estado psicológico e impedirnos actuar correctamente. Por eso es importante saber cuándo parar, pues debemos seguir practicando nuestra actividad día tras día.
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Es muy interesante que cada cierto tiempo realicemos una evaluación sobre nuestros objetivos personales y la trayectoria que estamos siguiendo, de manera que contestemos la siguiente pregunta: ¿estoy haciéndolo correctamente?
Para finalizar, os dejo otra frase del escritor japonés Haruki Murakami de algo que pienso todos deberíamos ser conscientes: "El tabique que separa la sana autoconfianza de la insana arrogancia es realmente muy fino".
¿Qué piensas sobre la influencia que la práctica deportiva puede tener en tu puesto de trabajo? ¿Crees que puede ayudarte en el momento de sufrir un traspiés o fracaso personal?
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